En estos días de la Conferencia de las Partes en Brasil, hay un tema que debe aparecer en las agendas, junto con muchos otras que se relacionan la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero, como las renovables (solar, viento, bioenergía, hidroeléctrica y geotermia), el hidrógeno verde, el almacenamiento de energía y la captura de carbono o la creciente electrificación: el de la eficiencia energética.
Sin embargo, mientras las otras acciones de mitigación se ganan la atención, muchas veces por su potencial, pero también por su novedad, el de la eficiencia energética aparece como algo que ha perdido el paso. Precisamente, Brian Motherway, Director de la Oficina de Eficiencia Energética y Transiciones Inclusivas de la Agencia Internacional de la Energía, publica en estos días, en la página web de la agencia una nota con el título “El lento progreso en la eficiencia es una oportunidad perdida”.
De manera resumida, el colega Motherway (a quien tengo el gusto de conocer desde hace casi 10 años) refiere a la eficiencia energética como “un aspecto crucial para afrontar el reto de que la energía sea accesible, segura, asequible y sostenible” y “una de las maneras más rápidas y rentables de reforzar la seguridad energética, reducir costes y disminuir las emisiones”.
También nos recuerda que “hace dos años, en la COP28 de Dubái, casi 200 gobiernos reconocieron el papel fundamental de la eficiencia y acordaron el objetivo de duplicar la tasa media anual de mejoras en la eficiencia energética mundial hasta alcanzar el 4 % anual para 2030”.
Sin embargo, a pesar de la factibilidad técnica y económica para cumplir esta meta Motherway, quien escribe la nota como un anticipo a la presentación del informe anual sobre eficiencia energética que publica la AIE, que “los últimos datos de la AIE muestran que, en los últimos años, en lugar de avanzar hacia el objetivo del 4%, el progreso de la eficiencia global se ha ralentizado. La mejora media anual desde 2019 es de tan solo el 1.3%, muy por debajo del punto de partida para el objetivo de duplicar la eficiencia.”
Entre los factores que han retrasado a nivel global las metas de mejora, Motherway resalta a cuatro:
- Alrededor de dos tercios del crecimiento de la demanda mundial de energía final desde 2019 se ha concentrado en la industria, un sector donde el progreso en materia de intensidad energética se ha ralentizado drásticamente.
- Las políticas se han quedado rezagadas con respecto al progreso tecnológico, dejando sin aprovechar importantes oportunidades de ahorro.
- El mayor acceso a los aires acondicionados ha incrementado la demanda de electricidad relacionada con la refrigeración.
- En algunas regiones, la aceleración del crecimiento de la demanda eléctrica ha conllevado un aumento general de la generación de energía menos eficiente
En México, donde sigue habiendo grandes potenciales de mejora, también nos hemos estancado, quizá porque el gran yacimiento que han representado las Normas Oficiales Mexicanas de eficiencia energética en términos de los ahorros de energía que pueden lograr por sí mismas (y que, de acuerdo con la AIE, han ahorrado, solo en electricidad, más de 7% del consumo final) solo puede ahora traer ganancias decrecientes (en contraste con la mejora de más de 75% en refrigeradores y lámparas).
A esto se agrega el que se han rezagado los programas de financiamiento que permiten acelerar el recambio de los equipos más viejos e ineficientes en viviendas, comercios y servicios municipales (como alumbrado y bombeo) y, de manera muy particular, la aplicación cabal de las que se relacionan a sistemas, muy en particular a las edificaciones en regiones de clima cálido. Inclusive, esos programas creados para financiar la eficiencia energética han brincado directamente a la aplicación de sistemas fotovoltaicos, pasando por alto el gran potencial que existe, inclusive con mayor rentabilidad, en la mejora de la eficiencia energética.
Sin embargo, es mi opinión, después de, finalmente, leer a detalle dos de las nuevas leyes y sus reglamentos (la de electricidad y la de planeación), que éstas traen, explícita e implícitamente, elementos que pueden generar nuevas oportunidades de mejora y renovar esfuerzos que se hacen hoy día con baja intensidad. Sobre esto estaré escribiendo en una próxima nota.




