Desde la perspectiva de quienes abogamos por un mayor aprovechamiento de las energías renovables en México, uno de los aspectos más relevantes de las discusiones alrededor de la propuesta de reforma petrolera del gobierno federal es el hecho de que muy variadas voces han planteado la necesidad de intensificar los esfuerzos que se hacen en México para ampliar el aprovechamiento de las energías renovables.
Estas propuestas parten, entre otras razones, del hecho de que tecnologías para la generación de electricidad con energías renovables han llegado a la madurez tecnológica y a niveles de costos que se acercan ya (y más aún cuando se internalizan costos ambientales) a los de las tecnologías “estrella” de los años recientes, como la de ciclo combinado con gas natural.
Bajo esta perspectiva, todo intento de darle un lugar más importante a las energías renovables para la generación de electricidad pasa, física, necesaria e irremediablemente, por la Comisión Federal de Electricidad. Así, también irremediablemente, estas iniciativas han creado un ambiente de tensión y de polarización entre quienes proponemos una ampliación del aprovechamiento de las energías renovables y la propia CFE.
A continuación, hacemos una revisión de lo que, en nuestra opinión, son los aspectos que más preocupan a los técnicos y dirigentes del monopolio estatal de la electricidad en México.
Los costos de los combustibles
Un factor clave y de gran preocupación para la CFE en estos últimos años son los precios de los combustibles (petróleo, gas natural y carbón) que se utilizan en sus plantas y en las de los generadores que le venden electricidad, los cuales han subido muy significativamente en los últimos dos años.
Este es un factor que afecta a la CFE porque lleva a tener que estar permanentemente a la defensa de las condiciones de funcionamiento de la empresa frente a sus usuarios (en una batalla que se lleva a cabo en los medios y en las reuniones de cámaras y asociaciones de industria y comercio). Estas tensiones se reflejan en dos sectores particulares de usuarios: (a) en el sector industrial, donde las tarifas establecidas llevan a que se transfieran los costos de combustibles a los usuarios y a que éstos hagan comparaciones internacionales donde CFE sale en desventaja, lo que lleva a que los funcionarios de la CFE estén bajo gran presión; y (b) en los sectores residencial y agrícola, donde existe una larga historia de importantes subsidios (hoy día mayores por los costos de los combustibles) que nunca son suficientes a los ojos de muchos.
Sin embargo, el hecho es que, en este momento, la generación de electricidad por viento tiene precios que son competitivos y con la enorme ventaja de que su precio es estable ya que, en muy buena medida, está determinado por la tasa de interés que se fija al hacer la inversión inicial (y la cual puede no cambiar a lo largo de la vida útil de los equipos).
La reserva de capacidad de generación eléctrica
Es un hecho reconocido públicamente que la CFE tiene hoy en día a su disposición mucha más capacidad de generación de la que requiere. Desde la perspectiva de la esta sobrecapacidad ocurre por fenómenos fuera de su control (que son un crecimiento de la economía por debajo del considerado en la planeación y la entrada al sistema eléctrico de plantas de autoabastecimiento).
De cualquier manera, esto significa que la CFE está gastando de más en los costos de amortización de las inversiones en plantas de generación y/o los pagos de los contratos a los productores independientes. Así visto, a la CFE no le conviene ni que se ahorre energía ni que sus clientes se generen su propia electricidad: lo le conviene (y le urge) es que la demanda aumente, pero que aumente comprando lo que la empresa vende, no lo que se cubre con proyectos de autoabastecimiento (que es el arreglo en el que hay permisos por cerca de mil Megawatts para generación por viento).
Las incertidumbres técnicas
Una de las principales preocupaciones de los técnicos de la CFE alrededor de la generación con energías renovables es el hecho de que éstas son intermitentes y, por lo mismo, requieren de capacidad de respaldo de tamaño idéntico al de la capacidad de las plantas que operan con energías renovables.
Sin embargo, esto no es precisamente correcto ya que, en un sistema que está diseñado para integrar a la generación con energías renovables (donde, por ejemplo, las plantas hidráulicas se compensan con las eólicas) las necesidades de respaldo son significativamente menores. Si no fuera así este tipo de generación no tendría la participación que se tienen en otros países sin problemas técnicos significativos.
La capacidad de transmisión
Otro elemento que hace que las energías renovables les compliquen la existencia a los ingenieros de la CFE está en el hecho de que los recursos de energías renovables no se ubican donde está la demanda (o donde los planeadores de la CFE, buscando optimización, ubican a las potenciales nuevas plantas), por lo que su aprovechamiento, en su caso, implica replantear las líneas de transmisión o llevar a cabo inversiones adicionales (y exclusivas para este tipo de plantas).
La resistencia de las comunidades a los proyectos eólicos e hidroeléctricos.
Curiosamente, el aprovechamiento de las energías renovables ha puesto del mismo lado a la CFE con quienes buscan desarrollar este tipo de proyectos ya que, por el carácter de uso de grandes extensiones de terreno, su desarrollo requiere de negociaciones con comunidades que, por una variedad de razones de todos tipos y tendencias, pueden no estar interesados en tener invadidos sus territorios por agua o por torres con aspas.
El marco legal
Aparte de los aspectos meramente económicos, los funcionarios de la CFE están, como cualquier otro funcionario público, acotados claramente con un marco legal que establece una serie de reglas que tienen que cumplir a riesgo de ser sancionados con medidas que van desde la inhabilitación para trabajar para el estado hasta penalizaciones económicas mayores.
En particular, este marco legal obliga a la CFE a cumplir reglas de despacho que son una de las principales barreras a la introducción de las energías renovables.
Conclusiones
Es evidente que los funcionarios y técnicos de CFE están bajo fuertes presiones para enfrentar una serie de importantes retos técnicos y financieros que no tienen, en gran medida, nada que ver con las energías renovables. Visto de esta manera, el que existan demandas cada vez más amplias y precisas para que la empresa abra espacios (en su capacidad de generación, en sus líneas de transmisión e, inclusive, en sus redes de distribución) a la electricidad proveniente de energías renovables (sea propia o de productores privados), solo aumenta esas presiones y genera, de manera natural, un ánimo de resistencia.
Sin embargo, la creciente competitividad técnica y económica del aprovechamiento de las energías renovables, la necesidad ineludible de diversificación energética de nuestro país y de apertura del monopolio eléctrico a actores más libres y dinámicos, y las condiciones del planeta (en cuanto a precios de los combustibles y de crecientes evidencias de los riesgos asociados al cambio climático) deben pesar sobre la lógica particular de una empresa estatal.



